Nashville, Tennessee. El mundo del entretenimiento se ha visto sacudido por la noticia del divorcio de la aclamada actriz Nicole Kidman y el renombrado cantante Keith Urban. Tras 19 años de matrimonio, Kidman, de 58 años, ha solicitado formalmente la disolución de su unión en los tribunales de Nashville. La razón detrás de esta decisión, según se detalla en los documentos, son «diferencias irreconciliables».
A pesar de su imagen pública de una pareja sólida y enamorada, los informes de medios como Daily Mail y People revelan que la distancia y sus apretadas agendas laborales fueron el principal detonante de la separación. Kidman se encontraba en Londres por compromisos de filmación, mientras Urban estaba inmerso en su gira «High and Alive World Tour» por Estados Unidos. Esta falta de tiempo juntos y la consecuente pérdida de intimidad habrían erosionado la relación hasta un punto de no retorno.
Fuentes cercanas a la pareja han indicado que, a pesar de los esfuerzos de Kidman, la decisión de separarse fue iniciada por Urban, quien ya no se sentía feliz en el matrimonio. Un detalle que ha llamado la atención es una cláusula en su acuerdo prenupcial que, según se ha difundido, podría beneficiar económicamente a Urban si mantenía su sobriedad, algo que logró durante su matrimonio.
El acuerdo de divorcio no solo establece la disolución del vínculo, sino que también determina que las dos hijas de la pareja, Sunday Rose y Faith Margaret, vivirán con Kidman. La división de bienes será equitativa y, dado el alto nivel de ingresos de ambos, han acordado no solicitar manutención conyugal o infantil.
La noticia marca el final de uno de los matrimonios más longevos y admirados de la industria del espectáculo, un recordatorio de que ni siquiera el amor de las celebridades puede resistir las presiones de una vida de fama y constante separación.
